lunes, 28 de septiembre de 2015

El largo camino a la locura

Alan Trejo

En el denso bosque pernicioso, en el árido desierto abrasante, en medio de cisnes blancos y tanto azul, el norte puede ser referencia para quien no desee perderse y andar por el camino anhelado. Hacia el Pacífico, el Caribe, la cima del Orizaba o quien quiera irse a la fregada, uno es libre de elegir el camino que pudiera tomar –y decirlo como opción, no como algo obligatorio–, quizá con el deseo de dejar por los lugares por donde pasa más que simples pasos que el tiempo, y aquí sí lo afirmo con seguridad, borrará irremediablemente al paso de los años.

El deseo de uno mismo es el que debe impulsar a tomar el camino por el que uno quiera transitar. Será uno factores que determinarán si tomar una autopista de cuota o irse por terracería, si en el autobús platicar con el compañero de viaje o ignorarlo y ponerse los audífonos para escuchar todos los discos de Sabina. Y sin embargo (y no lo digo por la canción), muchas veces ignoramos el deseo de uno mismo en la toma de decisiones. A veces le damos mayor importancia a lo que personas o guías turísticas escritas por un tipo que, supongo, debe saber de esto, dicen, y tomamos sus opiniones como si fueran verdades absolutas. Que de qué dan comer las artes, que la ingeniería quesque te dará más plata porque tu tío te puede acomodar. Tal vez hay momentos, y pienso que son muy comunes, que no sabes ni siquiera donde está el norte porque nunca hemos leído un libro de astronomía o porque de niños no le dimos importancia  a las clases de geografía pensando en que llegando a casa esperaba una pelea entre Kirby y Pikachu.



¿Pero qué se necesita para llegar al destino deseado? Por lo que dicen, y tomando en cuenta lo que quieren decir: un título universitario;  habilidades informáticas –y no valen solo Word y Power Point–; mínimo un idioma diferente al materno (inglés, que por lo visto no valen los idiomas arraigados en este continente desde hace más de quinientos años); trabajo en equipo y ser competitivo; tener precio y estar dispuesto a vender tus días, o tu alma, a tu supervisor, con la esperanza de algún día tomar su puesto. No creo ser el único al que le han inculcado todos estos preceptos, y que se esté “formando” profesionalmente ante la tempestad llamada competencia laboral. Trabajar en equipo y luego destrozarse entre todos, humildad con hambre de poder, camarería disfrazada de arrogancia; la mochila con la que cargamos parece más pesada que la losa con la que El Pípila incendió la puerta de la Alhóndiga de Granaditas o aún más que la flojera de un lunes para alguien con un horario pesado durante toda la semana. 


Y mientras la mochila la seguimos cargando más y más, vaciamos nuestros bolsillos de elementos tan fundamentales para el viaje en sí. Desechar la cultura, la lectura y la reflexión de nuestros días es un reflejo de la filosofía de lo superficial en que se rige la sociedad actualmente. Ver solo brillo en lo económico no deja ver que también es bello el sol, las auroras boreales, el concierto de los grillos cada noche, y tantas y tantas canciones de las que tenemos la dicha de disfrutar. No darse la dicha de reposar en aguas termales escondidas en medio de la nada, únicamente porque no está en la guía de instrucciones ya que la persona que sabe de esto no lo consideró importante, quizá nos deba hacer pensar sobre qué tan conveniente es seguir a rajatabla lo que otros opinen, o que de plano esa persona no sabe un rábano de nada.

Quizá también no sepa yo un rábano de nada. Quizá bajarme de la autopista para irme por la panorámica no sea una buena idea. Quizá la vida, con lo que es, me asalte y me deje sin lo que guardaba en los bolsillos. Quizá. Pero mi deseo es el de la rebeldía ante la injusticia; el de ser músico sin saber tocar algún instrumento; el ser un escribidor de historias vividas en un par de días y miles de noches; el de ser un ingeniero que pueda integrar la ciencia con el arte; el de viajar hacia el sur, luego hacia el oeste y terminar en Timbuctú; el de luchar por los derechos y también por los izquierdos; el de hacer lo que realmente amo.


¿El futuro? ¡Quién sabe! Por mientras, paro en la siguiente estación de descanso para respirar. Elegir un destino a dónde ir es una decisión que necesito tomar. Mas, de lo poco que sé, es que hacia el lugar al que se dirige este camino no es el que deseo. Tal vez me vaya por todo el mundo. Quizá por el largo camino a la locura.

jueves, 6 de agosto de 2015

Instrucciones para saltar la cuerda

Alan Trejo
Los cielos cambian de color mientras usted baja la mirada al suelo. Uno, dos, setecientos, ochenta seis mil. El tiempo pasa por Balderas y usted sigue con la mirada al suelo, y su vida se pierde entre la multitud una y otra vez. Recuerde: la limpieza es un aspecto importante. Si de casualidad, entre tantas horas de esclavitud sin sentido y filas los cinco de cada mes, encuentra trozos de su corazón debajo de los escombros de tantas botellas, pásele un trapo y empéñelo con la persona del piedad, o del comercial mercantil, o del norte, o del bar de su preferencia. Trate de regatearle algo de cariño por unas cuantas noches de amor vacío y del ridículo miedo a que no haya quien lo detenga de dormir en la mitad fría de la cama. Mas no incluya los recuerdos, las memorias de las sonrisas y las peleas, y de los besos y los golpes, y del amor y el rencor, y de las aventuras hechas fotos, y las fotos hechas pedazos, y los pedazos volando por la ventana hasta esfumarse en los bosques de esmog, balazos y pitidos. Nadie le va a querer comprar lo que ya está muy dañado.


Cada vez que pase por Balderas y su vida se pierda de nuevo entre la multitud, sólo recuerde que para saltar la cuerda únicamente necesita un buen brinco y motivación. Eso sí, procure no comprarle la cuerda a los chinos. No se vaya a ir de hocico y para qué le digo. Ahórrese otro error más.



martes, 30 de junio de 2015

3 segundos.

Unknown

Nunca aprecié algo como eso,algo tan hermoso y perfecto,algo tan sorprendentemente tierno, sincero e intenso.

Me acelera, me tranquiliza, me ejecuta, irónicamente me revive y me vuelve a ejecutar,lentamente me envuelvo en locura, me otorga un lento y hermoso último respiro, hasta llegar al punto en el que ya no sé si sigo vivo o si he muerto admirando ese bello resplandor.


No sé con certeza si esto que escribo es testimonio o testamento, esta situación me tiene confundido, aturdido y me tiene muy feliz, me provoca reacciones que no comprendo, reacciones sin precedente, ilusiones repentinas a la luz de mis fantasías; todo esto provocan 3 segundos de su sonrisa.







domingo, 22 de marzo de 2015

Contigo y sin ti

Alan Trejo

El día que por primera vez te vi, el mundo cambió de color.
No sé si a rojo o azul, pero cambió.
Una luz radiante iluminó las tinieblas de mi vida.
El viento hacía cantar al cielo de emoción.
Contigo ese día fue el inicio de una nueva aventura,
de una nueva manera de vivir.
Las mañanas eran cálidas en tus brazos.
Todo el día sólo pensaba en ti,
en tus ojos,
en esos bellos ojos que veían a este hombre con dulce ternura.
Contigo muchas cosas eran diferentes:
las tardes grises, el tráfico, la vida en sí.
La alegría de verte no cabía en este pequeño pecho,
que cantaba como ruiseñor en primavera.
Mi corazón no conocía amarguras.
Juro que te amé más que a mi propia vida.
Pero las flores no son eternas,
más si uno no las baña en agua.
A ese bello amor yo dejé marchitar.
Y como árbol en invierno,
lo nuestro murió de nada.
De aquellos momentos de regocijo
sólo quedaron recuerdos,
reproches y quejas,
y las hojas rotas de una historia que anhelé acabar contigo.
Sin ti muchas cosas son diferentes:
Las tardes grises, el tráfico, la vida en sí.
Las noches estrelladas y las eternas madrugadas,
y el reír por reír, y los besos en la mejilla,
y los cafés en sábado, y los ruidosos años nuevos,
y las ganas de cantar una canción sin saberla,
y un poema de Neruda,
y un whisky a las dos de la mañana,
y las canciones de José Alfredo,
y un minuto 93 de un Atleti-Real Madrid,
y esa manía tan odiosa tuya de siempre usar tantas "yes",
que en este momento no sabes cuánto extraño.
Tantas cosas que sin ti son diferentes.
El día que por última vez te vi, el mundo cambió de color,
no sé si a negro o gris, pero cambió.
Tu luz brillante que iluminaba mi camino
se extinguió sin dejar estela.
Contigo en mi vida todo tenía sentido,
sin ti descubrí el significado de la tristeza.
Y aunque muchas veces quise negarlo,
juro por mi vida que aún te sigo amando.

Alan Trejo.

De: intelgamers.blogspot.mx

Todos los derechos reservados (excepto los de la imagen). Si compartes, cita al autor y a la página. 

sábado, 14 de marzo de 2015

Ese cuchillo y tu.

JessicaCh

El dolor es tan manejable como los propios pensamientos y por ello debí aprender a manejar. 
Nunca me ha gustado sufrir, creo que a nadie. Vaya que el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. He buscado como refugiarme de todo aquello que me duele y me salvo de todo menos de ti. Nunca me ha gustado la indiferencia y por lo que va de ti y de mi esa indiferencia va con muchas ganas. Tu indiferencia tal como un cuchillo que se clava y duele, pero es adictivo. Si al cerrar los ojos pudiese cerrar un ciclo los permanecería cerrados para no verte pero lamentablemente también se cierran los ojos cuando se siente algo bello y es ahí donde apareces.

Tu tan así que quiero llamarte dolor y no es así, tu tan así que quiero llamarte amor y no es así. Tu tan así que quiero llamarte para que vengas a mi y es imposible. Dicen que lo imposible se forma cuando algo no tiene forma o no tiene lugar, no tiene camino; quizás tu y yo estábamos trazados pero no en la misma hoja. Quizá con el mismo utensilio pero con la misma tinta. Abrazarte ahora es lo que quiero, decir que aunque puedas quebrarme en dolor yo te sigo queriendo en cada uno de esos pedazos caídos y en los que quedan refugiados. 

-Jj Chocoteco. 

domingo, 15 de febrero de 2015

Metodología

Unknown

                                               

¿Por qué limitas mi derecho a besarte?

¿Por qué limitas provocar en ti esa sensación que tanto deseas?
¿En unos días la habrás olvidado?


Te diré la metodología que no sale de mi cabeza:
1.- Mirarte fijamente para provocar tu calma, besar tu frente y luego tus párpados.
2.- Abrazarte con fuerza mientras nuestro calor corporal se introduce en el otro.
3.- Susurrarte al oído lo que siento, acompañado del calor de mi aliento.
4.- Acariciar tu rostro, besar tu mejilla, acariciar nuevamente y besarte, entre miradas y suspiros, besarte.
5.- Este paso es en el que te pido que me quieras con el mismo miedo que ambos sentimos, pero con la misma intensidad que  ambos deseamos.
¿Te parece si comenzamos a ser cuerdos y complacemos nuestro deseo?



sábado, 14 de febrero de 2015

No hablo de otra cosa que no sea de ti. (Rincón de lo olvidado)

Unknown
No hablo de otra cosa que no sea de ti.
Hoy amaneció con el calor de tu cuerpo,
la brisa me trajo tu aroma a mi ventana
y el café tenía sabor a tus besos.
El periódico de mi puerta decía tu nombre.
Y la radio no dejaba de cantar tu apellido.

Es imposible sacarte ahora de mi vida,
abro libros y sólo puedo leer nuestra historia.
He besado a tantas mujeres con tus labios
y pateado tantas paredes con tu rostro.


Esta mañana desperté en tu cuarto,
y sólo después me di cuenta que era el mío.
Camine por tu calle y los pájaros cantan como tú,
tan desafinado.

¿Qué debo hacer para sacarte de mi vida?
Todo esto me trae dolor de cabeza,
pero no pienso tomarme una aspirina,
la última sabía a tu odio.

Rincón de lo olvidado (Quemé tus recuerdos)

Unknown
Quemé tus recuerdos
y extravié tus cartas.
Tiré a la basura tus besos
y dejé de pensar en tus poemas...
          y aún así no te he olvidado.

Quemé tus recuerdos...,
las cenizas se pegaron a mi piel
y no las he quitado.

Extravié tus cartas...,
pero de memoria me sé cada palabra,
cada letra, coma y guión.

Tiré a la basura tus besos...,
los cuales duraron presos solo 3 días,
después los recogí, lavé y guardé.

Dejé de pensar en tus poemas...,
y mi pluma te ha escrito otros.



Fuente imagen: Unsplash

viernes, 13 de febrero de 2015

Intento confuso, mensaje claro.

Unknown
                                               
En cada mirada logro perderme, disimulo mis suspiros para que creas que tengo el control, mirarte de cerca es taquicardia segura, mirarte a lo lejos es un abrazo frustrado.

¿Cómo le digo al corazón que siga sintiendo? ¿Tú se lo permitirías si existe una línea dibujada?
Línea que es tan frágil a una perspectiva realista, que incluso comparo con una linea hecha de tiza por una niña jugando en la banqueta; por el otro lado está la niña que ve en esa línea respaldada sin inocencia, su ilusión y borrarla tan simple no es parte de su juego.
La metáfora refleja mi falta de cordura si autoanalizo mi intento fallido, seré más claro...

El mensaje es claro, te quiero a mi lado.


miércoles, 7 de enero de 2015

Más fragmentos sin dueño.

Unknown
Quiero.
Quiero beber hasta inundarme. Quiero fumar hasta volverme ceniza. Quiero llorar hasta vaciarme. Quiero una vida sin ti.

Quiero correr hasta quebrarme. Quiero comer hasta reventar. Quiero escribir hasta callarme. Quiero que no vuelvas más.

Quiero dormir y no levantarme. Quiero follar hasta que mi pene se funda en una vagina. Quiero vida, quiero muerte. Quiero no verte jamás.

Solo otra noche más.
Otra noche más lleno de tu ausencia, galletas y café. Otra noche más de extrañarte y llorarte, de rasgar mis escritos porque mis letras se han ido junto a ti, en un destello. ¿Qué porqué sigo amándote? Te amo porque la noche me recuerda a tu cabello. Te amo porque, a las sombras, yo les tengo miedo. Te amo porque eres paz y esperanza. Te amo porque desconozco otra forma de suicidio.


...
¿Por qué apareces en mis sueños cuándo ya te he olvidado?, ¿por qué llamas a mi puerta si no te estoy llamando? Déjame en paz. Tú eres la que se ha ido dejándome un hueco en el pecho. Porque no importa a quién le escriba. Mis versos siempre tendrán algo de ti.

Déjame en paz.
Te fuiste, dejándome una pluma con tinta de lagrimas, tres botellas de whisky, media cajetilla de cigarros y el corazón en una mano. ¿Qué quieres que haga con esto? No puedo hacer nada más que beber, escribir y olvidar. Olvidar la sed de tus besos. Olvidar la noche en que te fuiste. Olvidar cómo escribir.