Sólo sangre
El sonido penetró nuevamente en mí, haciéndome tropezar. Rápidamente
me incorporé y seguí con mi huida. Escuchaba los pasos, el sonido de su nariz
olfateando el rastro de sangre que mi brazo iba dejando. Recuerdo que tropecé y
rodé cuesta abajo... Cuando la claridad del día me hizo abrir los ojos, recordé
todo... No había nadie más, sólo la sangre. Y en ese momento pedí con todas mis
fuerzas que el sonido fuera realidad... que el monstruo no fuera yo.
Menos yo
Esta noche mi sábana tirita de frío y mi
almohada sueña contigo. Mi sala de estar te extraña y entre sollozos mi gato
pide que regreses. Todos te extrañan, menos yo. Y si alguna vez te pido que
vuelvas; será por ellos, no por mí.
T
Le invité a tu ausencia un trago, con la
intención de emborracharla, de librarme de ella, de dejarla varada a un lado de
la carretera. Pero mientras los vasos se iban vaciando y la música estaba
sonando; mi casa, en lugar de desocuparse, se llenó. Las últimas amigas que tú
me presentaste, las lágrimas, llegaron justo cuando en mis parlantes sonaba
nuestra canción. A pulmón abierto la canté, la viví, la lloré. Amargamente
grité cada estrofa de esa maldita canción. Y cuándo me di cuenta, estaba
rodeado de frías sombras. Ahí estaba la tristeza, la melancolía y esos putos recuerdos. Todos tarareando nuestra canción, todos observando mi depresión.
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