jueves, 26 de junio de 2014

Cartas para aquel y aquella (I).

Alan Trejo

(Insertar nombre):


Hoy te he visto caminar por las calles del centro, con esa manera tan altanera de mirar a la gente, tu boquita pintada de rojo, el vestido primaveral que te vuela al son del fresco viento del norte que da oportunidad a nosotros, los mortales, de apreciar tus encantos de mujer. Ah, te he visto tan bonita como siempre y tú no me has visto, como siempre. ¿Qué hacer cuando para ti sólo he sido uno más?


Tantos recuerdos me llegan al sólo pensar en tu nombre, querida mía: las comidas, las pláticas, los abrazos, las peleas, los besos (esos besos), los días, las noches, el frío, el calor, tu cuerpo, el sexo, más peleas, mis amigos, tu madre. Quizá te pienso demasiado, quizá todo eso pulula por mi mente muy seguido. Quizá sea por tus hermosos ojos, lo sensual de tu caminar, la coquetería de tu mirada. Quizá (y tal vez quizá) pienses que no te he dejado de querer, que sigo igual de enamorado como aquel día en que debajo de las estrellas te prometí quedarme a tu lado aunque el mundo se pusiera en mi contra y me pusiera cualquier traba posible para no lograr mi cometido. Quizá.



Ahora que reflexiono: ¡vaya que el mundo me puso tantas trabas! Aún me duelen muchas de las caídas que sufrí por el sólo estar contigo. Mas nunca pensé que la zancadilla final la pusieras tú. Sería estúpido decir que no esperaba algo como lo que hiciste (claro que lo esperaba, tremenda actriz), aunque, y es para reconocerse, el cómo me mandó al psicólogo por tantos meses. Ese stick que pegaste a mi carro aún lo conservo como reliquia. Un auténtico poema al amor que nos tuvimos (¿nos tuvimos?) alguna vez. 

Y hoy, después de que ha pasado mucho tiempo, juego con los recuerdos de tu labial, del aroma de tu piel, de las tardes en tu cuarto, de todos los rumores que escuchaba de ti, los que ahora escucho, de que eres muy feliz, de tu sonrisa, de todas las conquistas que tienes en tu haber, de tantas y tantas veces que esos labios, que ahora son de otro, hermosa, tuvieron de inquilino a este <<muerto de hambre>> que no dejabas ni respirar con tus hechizos.

Ríe, diviértete, disfruta tu perfume de rosas, de la belleza que ahora te cargas, mujer bonita. Porque todo eso algún día se irá, pero a ti nada te quitará lo puta, igual que a mí lo pendejo y estas ganas de quererte que mi obstinado corazón posee.


(Insertar nombre).


Esta es una carta que escribí sobre-pedido para un cliente. Debo decir que es de mis favoritas, hasta disfruté el escribirla. Esta será una saga de las cartas que he vendido y considero que les puede gustar. Quien deseé una personalizada estoy a su servicio a un módico precio (sí, uno tiene que comer). Cualquier contacto: Facebook: Alan Trejo.

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