Un bosque encantado

En mi interior hay un bosque que ríe y un río que canta: duendes duermen en las ramas de grandes arboles llenos de frutos multicolor, por otro lado, las hadas se bañan en el río y pintas el amor de mi corazón. En ese bosque nunca se hace de noche, el día prevalece e inyecta su color a miles de flores, jardines hermosos y pájaros de colores preciosos, las canciones de estas hermosas aves se escuchan a través de cuevas enormes donde habitan osos, tigres y jaguares, animales que sólo bajan al río a beber y conversar con los duendes, aquí sólo hay paz.

El amor alimenta a estos feroces animales, los dota de calma y los hace reposar, mientras hermosas nubes se mueven en el cielo, pintas calma y bienestar. El rugido del tigre al levantar es acompañado de un canario que canta la melodía de mediodía, una melodía que resuena por todo el bosque. El bosque es verde, tiene arboles que rozan el cielo y hacen cosquillas a las nubes, a un lado hay una gran montaña, dónde habitan pájaros y grandes cabras, se escucha el sonido... sólo hay calma...

El olor es peculiar; madera y tierra mojada, el olor del bosque y la humedad del río, la pareja perfecta.
Las hadas visten a los duendes con hojas y pétalos de rosas, a los más grandes con girasol. Cantan la sinfonía que les enseño el viento, con los instrumentos que les hizo la tierra y las manos que les dio el mundo. La magia es esencial para dar vida a este bosque, aquí los deseos llegan por docena y los sueños se cumplen, uno por cada árbol.

No hay nada que temer, pero se acerca una tormenta...