Hay algo más rápido que la luz, esto es el amor, que viaja en una mirada, que vive en un verso y que duerme en un suspiro; cambia de lugar constantemente, pero regresa a ciertos lugares muy frecuentemente; viaja de una ciudad a otra, de país en país, y siempre alcanza a su otra mitad.
El amor es el tesoro que te puedes hallar en la calle, en una plaza o un restaurante; el amor es eso que hace enverdecer a las hojas e ilumina al cielo.
Encuentras amor en los colores de una flor, debajo de una piedra y en el fondo de un volcán; el hombre viajó a la Luna y lo que encontró no fue más que puro amor, un gran amor en forma de queso.
El amor no conoce de países, fronteras o mares, nadie domina al amor y todos son sus esclavos, el amor no obedece a nadie.
El amor es fuerte como una piedra y hay veces que es suave como una nube, tiene un sabor dulce, pero otros afirman que es amargo; el amor rige cada rincón del universo, porque aunque ustedes no lo crean, las estrellas se enamoran entre ellas todo el tiempo.
El amor cambia de sabores y tamaños, el amor es lo más diminuto y lo más grande; el amor es rápido como un tren bala, aunque hay veces que es lento como tortuga; el amor es invisible, transparente y de colores, se puede ver y es imposible de tocar, aunque algunas veces se puede saborear y es invisible, ¿pero quién podrá comprender los caprichos del amor?
Yo por mi parte, siempre llevo un frasquito lleno de amor fresco y puro, lo uso para curar a un envenenado, ya que todos saben que no hay nada mejor que una buena dosis de amor para un dolor.
lunes, 18 de febrero de 2013
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